Desde muy pequeños, la mayoría de niños rechaza los platos que contengan algo de color verde. Algunas veces por capricho, otras por gustos personales y otras por las características de las verduras que las hacen ser poco apetecibles. Sin embargo, las recomendaciones de fruta y verdura recomendada son dos diarias.
Dejar que los niños participen en el proceso de elaboración de los menús, ir a comprar los alimentos que se cocinarán o decorar de manera diferente y divertida los platos que contengan verduras, pueden hacer que los niños cambien de opinión a la hora de ingerir estos alimentos.
Además se debe tener muy en cuenta que los niños suelen hacer las cosas por imitación, es decir, que si los padres comen verduras de manera frecuente y normal, los niños aprenderán a comer verduras sin que esto le suponga un trauma.